Dra. Daniela Barraza
La leishmaniasis es una enfermedad tropical desatendida, que cada año reporta 1 millón de casos nuevos y 30.000 muertes en todo el mundo. Dada la falta de medicación adecuada para el tratamiento de la leishmaniasis, el reposicionamiento de fármacos es fundamental para ahorrar tiempo y dinero en la búsqueda de nuevos enfoques terapéuticos. Esto es particularmente importante dado el estatus de la leishmaniasis como enfermedad desatendida. Los tratamientos disponibles aún están lejos de ser plenamente eficaces para tratar las diferentes formas clínicas de la enfermedad. También se administran por vía parenteral, lo que dificulta garantizar un tratamiento completo, y son extremadamente tóxicos y, en algunos casos, causan la muerte.
El triclabendazol (TCBZ) es un bencimidazol que se usa para tratar la fasciolosis en adultos y niños. Presenta un perfil de toxicidad más bajo que la anfotericina B (AmpB) y se administra por vía oral, lo que la convierte en un candidato atractivo para el tratamiento de otras parasitosis. El mecanismo de acción de TCBZ aún no se comprende bien, aunque los microtúbulos o las poliaminas podrían actuar como diana farmacológica. TCBZ ya ha demostrado actividad antiproliferativa contra T. cruzi, T. brucei y L. infantum. Sin embargo, aún son necesarias más investigaciones para dilucidar los mecanismos de acción de TCBZ.