Ubicada en los Andes Centrales, la puna salteña alberga diversos ecosistemas microbianos extremófilos. Estos ambientes de gran altitud, como manantiales hidrotermales, humedales, lagunas y salares, desafían la vida con bajos niveles de oxígeno, radiación intensa, escasez de agua, altas presiones osmóticas y elevados contenidos de azufre y arsénico. A pesar de estas condiciones extremas, las bacterias prosperan gracias a una rica variedad de metabolitos secundarios, incluyendo antimicrobianos, osmolitos como ectoína, polímeros como polihidroxialcanoatos, y pigmentos como los carotenoides. Estos compuestos son de gran interés biotecnológico y suelen tener un alto valor comercial. Con la intención de explorar este potencial, el Laboratorio de Aguas y Suelos del Instituto de Investigaciones para la Industria Química (INIQUI) ha trabajado durante la última década con bacterias aisladas de estos ambientes. El objetivo de este seminario será presentar algunos de los avances de mi doctorado, enfocado en la búsqueda y caracterización de estos compuestos a través de diversas estrategias.